Exposiciones colectivas

miércoles, 7 de octubre de 2020

ENCUENTRO NACIONAL DE ARTES VISUALES ENAVT



ANMAHUASHA 

Utopía vivida de una sociedad soñada

Video instalación y grabados.

(Argumento del video)

Viajando por el valle Huaura Sayán, empiezo a recordar como si fuera una película pasajes de mi infancia, los amarillos campos de mari Gold de aquella época se han convertido en verdes campos de caña de azúcar y las pistas empedradas ahora lucen asfaltadas y modernas. Paso por Desagravio, Acaray, luego Vilcahuaura, recuerdo cada caserío como si fuera ayer. Era 1987, viajábamos en la Monja, como  llamábamos al bus blanco que nos llevaba al colegio desde Andahuasi hasta Huacho, el viaje duraba dos horas y media (hoy en día dura solo 40 minutos) el cobrador gritaba los nombres de cada caserío para que las personas bajaran, así se me grabó en la memoria todos los nombres de los más de 20 caseríos que se encontraban en el camino. Falta poco para llegar a Humaya, la mitad del camino rumbo a Andahuasi y Sayán, al frente se encuentra Huacán, complejo arqueológico que según historias estaba lleno de oro. Así seguimos por Manco Cápac, San Jerónimo, antes de San Miguel veo Quipico, (el pueblo más pequeño) lo veo cercado, por fin se dieron cuenta que debajo del pueblo había una ciudadela Inca, eso lo sabíamos hace años desde que los huaqueros iban a huaquear y a sacar huacos y estatuillas. 

Estamos cerca, los cerros y el camino en sig zag me avisan que estamos en Piedra Gacha, sigue Cañas y por fin la entrada a Andahuasi. 

Andahuasi proviene de la palabra yunga Amahuasha, que significaba no vayas por allá, ya que ir hacia Andahuasi podría significar ahogarse en el río sin puente. En esta ocasión mi corazón me decía anda por allá.

Post Reforma agraria

Los recuerdos son parte de nuestra vida, sobre todo los de la niñez, ya lo decían en el programa formación de públicos al que asistí hace unos días, las primeras experiencias de los niños se quedan grabadas en la memoria por siempre.

 Veo el río (recuerdo cuando nadaba con los amigos del barrio) veo a lo lejos el alambique de alcohol y la fábrica que produce azúcar, la casa de mi madre no está muy lejos y los recuerdos también.

En 1979, los campesinos y socios eran propietarios de las tierras expropiadas por el General Velasco Alvarado, la hacienda se convirtió en Cooperativa, mi madre pertenecía al grupo de empleados profesionales, familia de profesoras fundadoras del colegio 21542. Tía Lucila había fallecido y mis abuelos se habían separado, nosotras dos nos  trasladamos hacia nuestra nueva casa, una urbanización construida para todos los socios (profesionales y campesinos). 

En el nuevo barrio del sector 2 P 16 aprendí lo que es la amistad verdadera, aprendí a compartir. Era la única que tenía triciclo, en él nos subíamos como 10 niños, unos empujaban y otros se trepaban encima, las veredas empedradas y de bajada hacían que la aventura sea única y también dolorosa. Esa experiencia nos enseñó que si todos empujamos el coche de seguro llegamos más lejos. No fueron pocas las veces que nos volcamos y salimos disparados, era costumbre que llegara con los tobillos rebanados y las rodillas ensangrentadas, los chicos andaban sin zapatos y yo también. En aquel lugar aprendí también a confiar en los demás, dejábamos las puertas abiertas, nadie entraba a las casas ajenas, cuidamos a los pajaritos que se caían de los árboles y a los perritos extraviados, casi siempre visitamos la biblioteca que había dejado el antiguo patrón, estaba llena de libros provenientes de Alemania, Francia y España, los colores brillantes y la dimensión de los libros hacían que alucinemos con  mundos soñados e historias fantásticas. De vez en cuando íbamos a pastear las vacas, ovejas y cabras de algún vecino, teníamos permiso de ingresar a las chacras y coger un poco de fruta. Llegábamos a casa por la noche, con la carita pintada de lodo, los  zapatos llenos de polvo y pega pega, mi madre renegaba, finalmente nos abrazaba y servía la cena. Para nosotros no existían las clases sociales, ni el color de piel, todos éramos iguales. 

SUSTENTACIÓN  

El proyecto audiovisual propone, desde una experiencia personal, la reflexión en torno a un proceso histórico, político y social que sucedió en un determinado tiempo y espacio. Este proceso es plasmado en la obra  de manera intimista y personal. 

Cuenta a partir de la experiencia vivida, la real  transformación social que se inicia desde las bases y es abordada desde las artes visuales con la finalidad de  repensar la relación  que existe entre memoria, identidad e historia, en especial de la memoria individual como acción concreta de recuperación y evocación de los fragmentos de experiencias vividas. 

El proyecto se presenta como una utopía soñada y real: Recuerda la experiencia de vida de un infante en un contexto donde ocurría un fenómeno de transformación social, política y cultural. Una sociedad basada en la igualdad, el amor hacia el prójimo y  los valores inculcados a través de una ideología nacionalista. Basados en las leyes incas “Ama Sua (no seas ladrón). Ama Llulla (no seas mentiroso). Ama Quella (no seas ocioso)”. Una política del gobierno donde se  modificó el régimen injusto de desigualdad en la que vivían los agricultores basado en el principio de que la tierra es de quien la trabaja. Este modelo no fue adoptado de inmediato, sin embargo los niños que siempre han sabido ser felices con las cosas esenciales, sin distinción de raza, credo o condición social lo entendieron y practicaron dando un ejemplo a la sociedad en general en todas sus épocas. Una actitud que nos hace repensar en desaprender lo aprendido y volver a nuestros inicios más esenciales  de la vida.

El proyecto pretende coger el lado romántico e idealista de los procesos históricos y políticos ocurridos con la finalidad de dar una visión positiva y digna de replicar. Si bien es cierto, a lo largo de la historia ocurrieron muchos episodios nefastos que no deben ser olvidados, también es cierto que deberíamos mirar hacia los procesos positivos que sí funcionaron. Los sistemas de transformación son complejos y casi ninguno se ha diseñado a largo plazo, mediante estos ejemplos reales de vivencias se debería tomar en cuenta aquellas prácticas positivas individuales que sí funcionaron, estudiarlas y adecuarlas con la finalidad de lograr una mejor sociedad.



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